Y no es porque los moradores no sientan hambre sino porque deben de comer en medio de malos olores.
El problema se debe, según comenta Bertha de Villareal, vecina, al colapso del sistema de alcantarillado sanitario que provocan olores nauseabundos.
“Son varios años que llevamos realizando las debidas gestiones para que se nos arregle el alcantarillado pero no nos escuchan. Las aguas servidas se rebosan, estamos cansados”, detalló Villareal.
Según la moradora hace cinco meses funcionarios de la Empresa Pública Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (Epmapa) visitaron el sector pero nunca se pronunciaron si iban o no a solucionar el inconveniente. “Uno no puede ni comer con olores nauseabundos”, agregó.
José Caiza, comerciante del barrio, aseguró que desde hace cinco años que se dedica al comercio de escobas el panorama sigue siendo el mismo. “Cuando llueve las aguas servidas se rebosan y forman riachuelos. Creo que deben darle una solución a los moradores de este sector, así no se puede vivir”, detalló el vecino asegurando que este no es el único lugar que padece este inconveniente.
En el barrio existe amor por el deporte.
Los moradores practican todos los días vóley y fútbol en la única cancha que existe en el sector.
Ángel Moreira, indicó que gracias a la buena labor de la liga barrial Orangine los vecinos pueden entretenerse en algo sano.