Para los portovejenses, visitar a sus parientes fallecidos todos los domingos se ha convertido en una tradición, de la que se adueña cada nueva generación en las familias.
Jazmín Cedeño visita a sus padres desde que tenía cinco años de edad, porque fue en ese entonces que fallecieron. Pero ella no lo hace sola, su hijo Julio Villamar la acompaña. Ambos resaltan que visitar a sus familiares muertos es una oportunidad para reunirse con los que aún están vivos.
Agrega que los tíos y demás parientes también llegan al lugar.
"Aprovechamos que estamos juntos y recordamos las cosas que nuestros muertos nos decían cuando estaban vivos. Recordamos lo que ellos hacían", manifestó.
Roberto Cano y Luis Sierra también acostumbran visitar a sus familiares en el cementerio. Lo hacen cada domingo y entre semana, cuando pueden.
En los alrededores del camposanto también hay movimiento los domingos.
Miguel Quijije aprovecha la afluencia de gente en el cementerio, durante los domingos, para vender granizados. Esta actividad la realiza hace 31 años.