Una de las épocas más fascinantes e inolvidables de Calceta y el cantón Bolívar fue la “década de gloria de los 60s”, con su vida social colmada de distinción, ensueños e ilusiones adolescentes, rebosante de humanismo, naturalidad y afecto que emanaban radiantes de una generación que se nos ha adelantado a la eternidad y, también que aun persiste en los albores del siglo XXI.
Recordemos los inolvidables y multifacéticos certámenes de belleza, festivales en el conocido salón ·Popular”, con sus encantadoras reinas; los campaneos del viejo reloj público cada media hora, haciendo saltar de sus nidos improvisados a las miles de golondrinas veraniegas que se arrullaban en sus rincones, o escuchar las notas y misceláneas diarias por la Voz del Río Carrizal en la palabra del radiodifusor Ovidio Velásquez. Los encuentros juveniles y caminatas por el parque central los domingos por la mañana eran muy románticos y festivos; los paseos por las riveras del cristalino Carrizal y el barrio San Bartolo engalanado de palmeras y almendros, era toda una aventura sublime que hoy ya no se acostumbra. La misa dominguera en el templo San Agustín era un rito devocional de las familias cristianas de Calceta. Sus campanarios de corte colonial brindaban un matiz de imágenes y sonidos inefables y únicos que alegraban la vida de los citadinos. No menos evocadoras y sugestivas eran las refrescantes tardes en las tranquilas aguas del Carrizal que bajaban serpenteando por la montaña colmada de frutos tropicales y verdes pastizales, para entretener a los cientos de bañistas que buscaban refrescarse las tardes de verano bajo el viejo puente angosto, traído del Reino Unido en 1929.
Entre 1962 y 1969 evocamos a gente maravillosa y añeja que dio esplendor a la “ciudad sin par” por sus talentos, su vida familiar y su trabajo productivo, que vivió y salió adelante en aquella época dorada y que no volveremos a ver jamás al partir hacia el oriente eterno: el empresario Ovidio Viteri, los literatos Fernando Cevallos Ross y Luis Feliz López, Chafic Vitar Iza y su esposa Blanca Huerta, la maestra Flora Lectón, el músico y artista Agapito Guzmán, los distinguidos comerciantes Sandino Montesdeoca, Homero Mendoza Bazurto y Mauro Palacio, el notable interprete y docente Manolo Avellán Daza, entre otros. Imágenes, lugares y personas de la añeja década del 60 hoy nos hacen recordar una época de esplendor y gloria, poética y señorial, que seguirá en el tiempo y en nuestras mentes, enriqueciendo el acervo cultural de los hijos de Calceta, de Manabí y el país.
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