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Conspiraciones del destino (I)
Conspiraciones del destino (I)
Por: Johnny Medranda Mera

Viernes 12 Abril 2013 | 00:00

Conspiración número uno: dar largas al desarrollo vial de Manta hacia Guayaquil.

 Recuerdo que hace diez años atrás me embarqué en algo que creí con tal pasión que sabía que no podía fallar, pese a que el escenario que vivíamos en ese entonces me decía todo lo contrario. Sabía que era solo cuestión de tiempo y que el tiempo se encargaría  providencialmente de unir a ecuatorianos en esa dirección. Sabía la importancia que tendría el Puerto de Manta para el país. El puerto de Manta debía desarrollar su infraestructura para convertirse en la plataforma logística que impulsaría un desarrollo productivo y competitivo como otros puertos en similares circunstancias lo han logrado, como Panamá, Callao, Hong Kong y Singapur. 

Me reuní en ese entonces con el Presidente de turno de APM y lo que me dio  fue un estudio realizado por Moffatt and Nichol, donde se describían las posibles forma de cómo el puerto se lo podría desarrollar. Con ese estudio me dediqué, en mi tiempo libre y cuando viajaba, a contactarme con posibles inversionistas y operadores para tal emprendimiento.  Todos decían lo mismo en ese entonces: “La carretera Manta-La Cadena es el principal obstáculo para el puerto”. ¡Bingo! Traje de Canadá a 3 directores de la empresa más grande de ingeniería y construcción, SNC Lavalin, a reunirse en Quito con el Ministro de Obras Públicas de ese entonces, José Maquiavelo. 
Nuestra agenda era lograr concesionar la Manta-Cadena. Era viable debido a su tráfico y más que todo a su deplorable estado. Mi objetivo de esta iniciativa era eliminar el problema número uno para el desarrollo del puerto: su conectividad al centro industrial del país, Guayaquil. Luego de explicarle nuestras intenciones al Ministro, él, muy criollamente, se dirigió a mis invitados: “Señores, déjenme mostrarles la película completa…” Y nos desvió a mirar otros proyectos viales, dejando Manta-La Cadena al olvido. Mis invitados se fueron y nunca miraron atrás. En ese momento me di cuenta que el destino, muchas veces con nombres y apellidos, estaba conspirando contra nuestro desarrollo. 
Esa fue la conspiración número uno: dar largas al desarrollo vial de Manta hacia Guayaquil. Pasaron los años y finalmente nuestra propia Prefectura de Manabí le entrega la concesión de esta carretera a la empresa Hidalgo-Hidalgo, que era copropietaria de la concesión del puerto de Esmeraldas y con quien Manta competía la carga contenerizada de Quito. Ese fue el colmo de los colmillos. 
Pero luego de ese anunciado fracaso, gracias al actual gobierno, la carretera Manta-Cadena es de primer orden y lista para complementar al puerto de Manta. Mas el destino no se quedó tranquilo. Mientras el sueño vial se hacía realidad, apareció otra conspiración llamada “Estibadores Navales”, de la cual hablaremos en nuestro próximo episodio.
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