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JUAN F. ANDRADE CRÍTICO DE CINE
Roger Ebert

Ha muerto Roger Ebert, el crítico de cine norteamericano. No era el mejor, pero sin duda era el más visible, el más famoso, y de a poco iba convirtiéndose en uno de los más antiguos.

Domingo 07 Abril 2013 | 00:00

Ebert era incluso el crítico más influyente en la industria aunque no sólo escribía sobre Hollywood y allá en California había mucha gente que hubiese preferido su silencio a sus columnas. Pero era, es, un hombre que le entregó su vida al cine y eso hay que respetarlo.
 Roger Ebert partió a los 25 años, en 1967, escribiendo crítica de cine para el Chicago Sun-Times y lo hizo por más de cuatro décadas. Nunca abandonó su periódico pero sus críticas sí que viajaron. Se publicaban simultáneamente en varios medios americanos y extranjeros, y fue uno de los periodistas que mejor se adaptó al siglo XXI, apoderándose de la tecnología y usándola a su favor. En el 2006, cuando perdió la mandíbula y la voz tras una cirugía relacionada a su cáncer en la tiroides, dio un salto increíble en las redes sociales, se convirtió en una eminencia virtual, siempre actualizando su página y, me dicen, también en uno de los mejores tuiteros que hayan existido jamás. Roger Ebert siguió viviendo con todo en contra y fue en sus últimos años donde quizás brilló más porque estaba rodeado de gente que lo seguía y se preocupaba por él.
Confieso haberlo consultado un millón de veces. Aunque a ratos me parecía predecible y hasta conservador, era un referente, algo así como “la crítica oficial” de la que uno luego trata de alejarse buscando su voz y su personalidad: porque Roger Ebert tenía voz incluso cuando hablaba a través de su Mac. Podías no estar de acuerdo con él, podías odiarlo, pero el hombre la tenía clara, escribió lo suficiente como para no tener que adaptarse a más criterios que el suyo o venderse al mejor postor. Esa es la gran lección que nos deja, el famoso “sé tu mismo” usando la palabra, y sobre todo el cine, para formar y desarrollar tu personalidad, tu criterio y tu moral. Creo que ni él sabía cuántas películas había visto, ¿las contaba?, pero fueron muchas y con eso demostró que sí, uno puede, si quiere, si aguanta, construir una vida en el cine sin tener que filmar o actuar o producir.
 Roger Ebert, eso sí, fue una celebridad. Fue el primer crítico de cine en ganar un premio Pulitzer, en 1975, tuvo su estrella en el paseo de la fama e inventó la frase “dos pulgares arriba”, su forma de decir que una película estaba muy pero muy buena. Murió a los 70 años y revisando todo lo que dejó escrito, dicho y comentado, releyendo sus críticas cargadas de sentido del humor, queda claro que vivió más y mejor que la mayoría. 
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