La Organización de Estados Americanos (OEA) resolvió no acoger en su totalidad el paquete de reformas que presentó Ecuador para la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Eso es bueno porque la organización se mantiene fiel a sus principios luego de un intenso debate y de recordar que la CIDH fue creada para defender a las personas de los abusos de los Estados.
Es inaceptable que los políticos que hoy administran el Estado ecuatoriano, ya sea el canciller Patiño o el presidente Rafael Correa, hablen de retirar a Ecuador del Sistema Interamericano de Derechos Humanos si su planteamiento no es acogido. La Constitución ecuatoriana pone por encima los tratados internacionales de derechos humanos a los que está suscrito el país. Así, los representantes de Ecuador no deben caer en esa posición, a menos que primero reformen la Constitución.