Un análisis del municipio indica que en la ciudad un 40% del suelo no está edificado. Entonces se puede concluir que sobre la misma superficie actual alcanzaría para que casi el doble de población viva, y por lo tanto el costo de la dotación de los servicios públicos debería bajar a la mitad.

Desafortunadamente, el desorden, la falta de un criterio técnico y hasta la corrupción se han tomado el municipio local desde hace mucho tiempo, lo que llevará a que se juegue con la malla urbana y por ende con la planificación y las finanzas de los portovejenses según el interés político o económico de quienes administran el cantón. 

Esa ha sido la tónica que ha dado paso a la construcción de urbanizaciones sin orden, el cierre de calles, la emisión de permisos de funcionamiento que contradicen el plan maestro del uso de suelo, entre tantas anomalías que deberían ser ajenas a un pueblo que quiere crecer.

Mientras los portovejenses no despierten y logren buenas administraciones municipales el problema se mantendrá.