Las olimpiadas de Londres confirman el gran desarrollo deportivo que ha alcanzado la ahora también potencia económica mundial que es China continental. Asombra el número de triunfos en distintas disciplinas que alcanzan sus atletas y la obvia conquista de medallas de los tres metales, con lo que esta nación comunista -pero tanto o más capitalista que otras- compite de igual a igual, hasta superando a los clásicos dominadores de estos torneos que son o fueron los Estados Unidos de América y algunos países de la ahora económicamente decaída Europa.
Lo anterior no se aprecia en nuestro país ni en entornos geográficos cercanos, salvo puntuales y aisladas excepciones, donde tampoco se logra niveles de lo que China demostró en esta participación deportiva, en la que deja huellas que se deben analizar, para asimilarlas e imitarlas de ser el caso, por los positivos resultados que el mundo observó.