Tras diecisiete días de competiciones deportivas y siete años de preparativos, Londres se muestra orgullosa del éxito de unos Juegos Olímpicos que su alcalde, Boris Johnson, se ha apresurado a calificar como "los mejores" de la historia.
Los temores sobre el colapso del transporte público y los problemas de seguridad, que centraron la atención en el Reino Unido en los meses previos a la cita olímpica, quedaron fuera de foco tras la inauguración el 27 de julio, y cuando el jamaiquino Usain Bolt firmó el clímax con su oro en los cien metros, el 6 de agosto ya eran olvidados.
El día después de que la llama olímpica se extinguiera en el estadio de Stratford para poner fin a los terceros Juegos que ha celebrado Londres, tras los de 1908 y 1948, ha comenzado la operación logística para que los miles de atletas y miembros de Comités Olímpicos que aún estaban en la villa regresen a sus países. Londres vive su resaca de los Juegos, pero todavía no acaba de despertar del sueño olímpico, ya que a finales de este mes, el 29 de agosto, comenzarán los Paralímpicos.<