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EL MACHISMO
EL MACHISMO
Por: Teresa Loor Molina

Sábado 21 Julio 2012 | 00:00

Antes de iniciar mi escrito quiero rendirle culto a dos Horacio: a Horacio Guillem Hidrovo, un ser justo, que nos ayudó desde Quito, a muchos manabitas; y a Horacio Hidrovo Peñaherrera, el último gladiador de nuestra romántica y señorial capital manabita. Paz para sus almas.

 

El machismo se inicio en las cavernas, luego se institucionalizó en las culturas orientales, como es su biblia (Corán), cultura, donde la mujer valemos cero. 
En la cultura latina es poca la diferencia. En América, en México, en Ecuador, como aquí en Manabí, no vayamos muy lejos, en la parroquia Pedro Pablo Gómez, del cantón Jipijapa, un sujeto, a quien no le podemos decir señor, forma un harén con cuatro féminas. 
Ellas, de escasos conocimientos, haciendo oficio de labriegas, juntaron con sus desgastes físicos un hato ganadero; y estando en el ocaso de sus vidas, una de ellas, pensando que tenía derecho, vende una de las reses. ¡Pero qué equivocación! La autoridad machista, llámese juez o comisario, cumpliendo órdenes del cacique da con los huesos de la adulta mayor mandándola a la cárcel, sin contemplación de su soledad económica. Él debió castigar al explotador o por lo menos mediar. Si estas mujeres hubiesen sido empleadas, por medio del seguro le hubiesen quitado todo el patrimonio al sujeto; pero como solo eran sus mujeres …. no tenían ninguna protección. 
La señora Bachelet, ex presidenta de Chile, visitó nuestro país y se fue satisfecha pensando que la igualdad de  género estaba muy bien establecido. A ella nadie la invitó a mirar las comisarias, donde existen discriminación para la mujer, pues los hombres no cumplen con las leyes y muchas veces terminan asesinado a sus parejas. Cuando alguien le pregunta a las mujeres ofendidas por qué no se separan, ellas contestan que no tienen a dónde ir. 
El Ministerio de Bienestar Social en ningún gobierno ha creado albergues para mujeres acosadas aquí en Manabí; albergues donde ellas serían orientadas a conocer sus derechos, convirtiéndose en entes libres, con un autoestima elevado y como consecuencia conducir a sus hijos con reconocimiento a la igualdad de género. Porque en ciertos niveles la mujer es madre machista, lo que hace que se teja una cadena que termina en tragedia familiares, que muchas veces ni las leyes las pueden remediar.
Hagamos conciencia, asambleístas, de hacer mucho por vuestras congéneres. 
Ellas os agradecerán. <
 
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