Los Estados Unidos de Norteamérica han advertido al gobierno ecuatoriano los riesgos a probables sanciones de las que sería objeto de continuar sus acuerdos comerciales y financieros con Irán, país que ha sido incluido por la admistración de Barak Obama en la lista negra de naciones no confiables.
La advertencia proviene de forma unilateral de los estadounidenses, que mantienen una tensa relación con el gobierno de Teherán, a que acusa de sembrar el terrorismo en el mundo y estar preparando reactivos nucleares para usos no pacíficos, que ya le ha valido sanciones de las Naciones Unidas.
Si bien es preciso recordar que Ecuador es un estado independiente, autónomo y soberano, que se maneja con sus propios intereses y con libertad para tener las relaciones que estime convenientes y con quienes lo desee, no hay que olvidar que su existencia como nación se debe también a su relación dentro de una sociedad de naciones coaligadas que laboran por la seguridad y progreso mundial.
Y como su progreso no está circunscrito únicamente a su autosuficiencia en recursos, el gobierno debe sopesar estas advertencias, no desde el plano de la amenaza sino de las conveniencias para el país, de su futuro inmediato y mediato, y diplomáticamente adoptar las políticas más favorables para el progreso nacional y la funcionalidad de sus relaciones exteriores.<