Ya se ha dicho y se ha hecho bastante por la defensa de los derechos humanos. La defensa de lo que para los ecuatorianos es irrenunciable. La defensa de los derechos a la libertad.

 La Defensa de la que tenemos a poder decir y expresar lo que sentimos. La defensa a profesar el ideal político o religioso de nuestra preferencia.  La defensa a una prensa sin restricciones ni mordazas. A una prensa libre.  A una prensa que siga diciendo lo que los ecuatorianos debemos saber. A una prensa que descubra y denuncie los atropellos, los falsos cambios, las falsas promesas, los actos prepotentes, la corrupción a todo nivel.  Una prensa seria que no responda a la  voluntad omnímoda de quien pretenda ser el amo y señor de los ecuatorianos.  Que no responda tampoco a tendencias ni a grupos llamados de presión como alguna vez  pudo suceder.  Una prensa que en pleno siglo XXI no recoja ideas retrogradas que tanto daño hicieron aquí y principalmente en otras partes.  Una prensa que oriente y nos conduzca hacia el bien, hacia lo positivo, hacia lo ético y moral.  Una prensa que avance y nos haga avanzar por el sendero del progreso en todos los órdenes.
Y si a pesar de lo que se ha hecho por esa defensa de los derechos que nos corresponde se sigue pretendiendo en conculcarlos o menoscabarlos, es al mismo pueblo ecuatoriano que le corresponde poner los puntos sobre las íes marcando distancias con quienes quieran conculcar la conquista de esas libertades que entre otras cosas abarca el ejercicio independiente y soberano de las distintas funciones del Estado, sin la intromisión ni el intento de sumisión de una sobre otra.
Y como dentro de la jurisdicción de uno de los poderes del Estado,  como lo es el Judicial, está por llegar a su término el tan criticado proceso contra el diario “El Universo”, hacemos votos por que brille la justicia y se anule ese caso que lleva una sentencia absurda y denigrante para un país democrático como ha sido el nuestro.  Que se lo archive en demostración por siempre que nunca más se pretenda mancillar ni menoscabar ese derecho que se tiene a la prensa libre y a la libertad de expresión.
Y si pretendiéndose seguir con la manipulación, en un supuesto no consentido se ratificara esa nefasta sentencia, aparte de la apelación a los organismos internacionales, si es necesario pagar la multa millonaria, que se lo haga con una colecta pública interna y externa y se defienda así la vivencia del prestigioso periódico en demostración del respaldo generalizado.<