La rabia de los familiares se acrecentó ayer, después de que el peruano Saturnino Soria, padre de la joven desaparecida Érika Soria, pidiera públicamente a las autoridades italianas que el comandante del navío, Francesco Schettino, "no quede impune por lo que ha hecho".
"En otro país estaría en la cárcel, pasaría un mal momento, no estaría tranquilo tomando café con su madre", comentó el indio Kevin Rebello, hermano de Russel, un miembro de la tripulación que no aparece.
La liberación del controvertido comandante del crucero, principal responsable de la tragedia, quien está en arresto domiciliario en su residencia de Meta de Sorrento, cerca de Nápoles, irritó a los parientes de las víctimas que esperan noticias en la isla de Giglio, donde se produjo la tragedia.
Acusado de homicidio culposo múltiple, abandonó de nave y naufragio, por lo que corre el riesgo de ser condenado a 12 años de prisión, Schettino fue detenido el sábado.<