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Derechito a la Edad Media
Derechito a la Edad Media
Por: Ricardo de la Fuente

Viernes 20 Enero 2012 | 00:00

La mitad de la historia de la civilización está ocupada por la Edad Media, que según los historiadores clásicos duró nada menos que mil años.

Metido como una larguísima siesta entre la libertina Edad  Antigua y la muy racionalista Edad Moderna (que además también fue pelucona), la Edad Media fue el milenio de la pobreza, la insalubridad, el fanatismo religioso, las cruzadas, la ignorancia y las pestes. Comparada con la Edad Media, “la larga y triste noche neoliberal” fue apenas un parpadeo de la historia.

No hubiera existido Edad Media –ni castillos, ni monasterios, ni caballeros, brujas  y doncellas, ni trovadores y juglares, ni Hamlet, El Cid o el Quijote se hubiesen escrito- si no fuera por los bárbaros, que sobre barcos y caballos invadieron Europa central adueñándose de los caminos. De pronto, las vías hechas por los romanos dejaron de ser de todos y quedaron en manos de los bandoleros tipo Robin Hood, pero con toda seguridad no eran tan guapos, gentiles y caballerosos como el de las películas, sino unos verdaderos malandros. Y al cortarse los caminos e incomunicarse los pueblos, empezó la Edad Media con su secuela de calamidades.
Algo de eso podría estar pasando en Ecuador si no se toma en serio el problema de la inseguridad en las carreteras. Prácticamente no pasa una semana sin que buses, camiones o autos sean interceptados por patrulleros del delito que están a la caza de sus víctimas en todas las vías, pero en especial en los tramos desolados cercanos a Tosagua o Jipijapa. Viajar de noche, es un suicidio; hacerlo en un camión, un desafío al hampa y trasladarse de día no deja de ser un riesgo. De vez en cuando cae alguna banda de atracadores, pero nunca sabemos qué ocurre después de la captura; y el asalto nuestro de cada día sigue su ritmo triunfal, sin que se haya montado una estrategia para erradicarlo.
En Colombia, la guerrilla puso cerco a las ciudades y se adueñó de las carreteras, forzando a miles de personas a transportarse por vía aérea, Naturalmente, los que no podían pagar por los vuelos se quedaban en su pueblo o se arriesgaban a un muy probable secuestro, a veces por años. Pero lo de Colombia fue una guerra y hoy sus carreteras son más seguras que las nuestras. 
Es curioso que en el siglo de las cámaras web, los videos transmitidos por satélites, los visores infrarrojos y las alarmas disparadas por microondas, las autoridades no hayan encontrado la manera de identificar, capturar y castigar como se debe a los atracadores de caminos, garantizando así la libre circulación en las vías. ¿Cómo podemos atraer turistas al país si –como sucedía en la Edad Media -  aquí los recibirá una banda de forajidos?<
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