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“Es (otra vez) la economía, estúpido”
“Es (otra vez) la economía, estúpido”
Por: Ricardo Trotti
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Martes 10 Enero 2012 | 00:00

El presidente Barack Obama está en aprietos ahora que arrancó el proceso electoral del Partido Republicano rumbo a noviembre. Todavía no tiene contrincante a quien dirigir sus mejores dardos y su flanco más débil, la economía, ya se transformó en el arma preferida de los candidatos que hasta hace días se dedicaban a aglutinar votos conservadores con argumentos divisorios sobre aborto, matrimonios del mismo sexo e interpretaciones bíblicas sobre cómo deberían ser los sistemas de salud y educación.

 

Es difícil predecir si emergerá pronto el contendiente del presidente Obama en el larguísimo proceso electoral republicano que se inició esta semana en el estado de Iowa y terminará en agosto en Florida con la Convención Nacional. Pero por lo que escuchó apenas terminado Iowa, en boca de los dos mejor posicionados, Mitt Romney, ex gobernador de Massachusetts, y Rick Santorum, ex senador por Pensilvania, Obama ya puede adivinar que lo acusarán de todo en materia económica, en especial, por crear un gobierno grande, deficitario y consumidor de recursos e impuestos.
Los candidatos republicanos, después de meses de necia lucha fratricida en la que compitieron para ver quien se mostraba más conservador, saben que para retomar la Presidencia no tienen otra alternativa que apuntar al talón de Aquiles del gobierno, como hizo el ex presidente demócrata Bill Clinton en 1992 para arrebatarle la Casa Blanca a George H. W. Bush. Por aquel entonces, la reelección de Bush parecía asegurada por sus éxitos en materia de relaciones exteriores, hasta que Clinton, con su lema es “la economía, estúpido”, puso en el tapete lo que más importa y moviliza a los electores.
Obama hace agua, por más que insista en acusar a los republicanos de obstrucción y del lastre del pasado. Los economistas predicen que su reelección no está garantizada. La economía no ha repuntado, el déficit se ha incrementado, los paquetes de estímulo fueron insuficientes o mal diseñados, el mercado de la vivienda sigue deprimido, la confianza del consumidor sigue en baja y, lo peor, no resolvió el desempleo, por arriba del 8%, una cifra que no le ha permitido a ningún presidente ganar una reelección.
Sin un proceso electoral en cual competir, Obama se siente como un maratonista al que no le permiten correr. Pero político al fin, usará cada acto de gobierno para recordar que es un hombre de palabra. Con la repatriación de soldados desde Irak, machacará con su lema “Promesas hechas, promesas cumplidas”, suplantando al “Sí se puede” del 2008. Mientras tanto, está por iniciar su campaña “No podemos esperar”, con la que piensa “repatriar” a los jóvenes desempleados y desilusionados, a quienes promete 180 mil empleos para el verano próximo.
Como Clinton en 1992, el presidente Obama y los republicanos saben que la economía es otra vez la clave para ganar las elecciones. La estupidez sería que queden en deuda con otros temas también importantes como inmigración, salud y educación.
 
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