Una de las más conocidas maneras es la ubicación de la basura en fundas o recipientes diferentes, dependiendo de sus características y componentes; así, en una funda irá la de origen orgánico, en otra los plásticos y derivados, aparte los objetos de vidrio y en otra los objetos de especial cuidado como las pilas y similares, que representan mayor peligro de contaminación por sus compuestos químicos que pueden causar envenenamiento.

Podría decirse que esta labor aún no encaja en nuestras costumbres y, por lo tanto en la cultura de vida; pero aquello es precisamente a lo que hay que apuntar para un cambio hacia lo positivo. 

Y ya lo han empezado los gobiernos autónomos descentralizados provincial y algunos cantonales, como el de Portoviejo, que deben ser imitados gradual o masivamente por el resto en la provincia, sin que el costo deba significar mayor problema, puesto que el bien comunitario es el objetivo final.