Rosa Ochoa, por ejemplo, ha perdido varias veces el bus que la traslade hacia la terminal terrestre y ha estado apretada en el tiempo, para poder cumplir con su jornada laboral diaria en Manta.

Pero también tiene que cuidarse de no ensuciarse, lo que tiene un amplio porcentaje de posibilidad, tras caminar por las calles llenas de lodo; por eso ha llegado tarde a la parada del bus y embarcarse a tiempo. Lo mismo le pasa a otros vecinos.

Mientras, a Agustín Paredes, quien vende encebollado no le ha ido bien en estos días. Es que no vende lo que aspira, pues la gente prefiere quedarse en casa cuando llueve y se produce lodo.

Respecto a los accesos a Las Orquídeas, por la avenida del Ejército no ha sido muy utilizada porque está "horrible", indicaron; mientras, por el Paso Lateral es tortuoso.

El único acceso estable es por la vía a Manta, mediante un camino de un kilómetro y medio, y que está lastrado; sin embargo, hay temor de que se destruya, señaló Rider Gómez. "Hay sí nos quedamos aislados", dijo.

En cuanto a las alcantarillas, Gómez recalcó que están tapadas por el lodo y eso provoca con el tiempo que se rebosen tanto las de aguas servidas, como las de aguas lluvias.

Ochoa lamenta que en siete años de creación se viva de esta manera en Las Orquídeas, con una dotación de agua potable dos veces a la semana.