Facundo Cabral se hizo el mejor amigo al andar, mientras cantó su condición de vida y amor por la humanidad.
Por los solitarios y la gente que calla. En su incomparable voz de cantor, siempre repitió: “No soy de aquí, ni soy de allá. Bailo mi propia canción, y no con la que me toquen. Yo no soy la libertad pero sí el que la provoca. Prefiero ir a pie que en caballo prestado. El día que yo me muera no habrá que usar la balanza, porque para velar a un cantor con una milonga alcanza”. <