En el drama Edipo Rey, Sófocles dice: “yo siempre a Dios me acojo por auxilio y protección…”. Esta frase antigua como las tragedias griegas surge muchas veces cuando alguien presiente la muerte con el sepulcro en cercanía. Otro significado de la frase es creencia, fe y convicción religiosa, de principio a fin de nuestras vidas. Hay también quienes por vivir a la ventura, sin Dios, sin fe ni religión buscan auxilio y protección en su propia conciencia y razón, convencidos de que quien manda y decide es la fortuna. Así, cada quien se engolfa en sus personales creencias y convicciones y las defiende como parte de su libertad, bajo el principio de pluralidad y tolerancia que protege inclusive a quienes no profesan religión alguna.
La suerte de los vigentes principios y garantías constitucionales para lo judicial, será también la suerte para el Código Orgánico, muchas de cuyas normas están dislocadas de la Carta Magna y agreden la dignidad de los judiciales y la de los miembros del Foro Nacional. La Función Judicial es la cenicienta a la que se sigue imponiendo sistemas para debilitar su fortaleza. Para quebrar su independencia. Para asfixiarla financieramente y así gobernarla con esquemas políticos de circunstancia que surgen en cada período político de nuestra caótica historia republicana.