Dios determinó que los hombres y las mujeres debemos actuar con respeto y con humildad sobre nuestros hermanos, pero siempre en el marco de la voluntad divina; ese debe ser el accionar de todo un buen cristiano, no dejarse llevar por pequeñas hazañas o victorias que te hacen perder la humildad y te conviertes en egoísta y presuntuoso.
Un ejemplo que nos ilustra a todos nosotros que somos fervientes y creyentes de la religión cristiana, dice el libro Cristo Triunfante, cuando David era un fugitivo de Saúl había acampado cerca de las tierras de Nabal, y mientras estuvo en la zona de Carmelo había protegido de los depredadores a los rebaños y a los pastores. En un momento de necesidad David envió a Nabal una delegación con un mensaje de cortesía. Le solicitaba alimento para él y para sus hombres.
Nabal contesto en forma insolente, devolviendo mal por bien y negándose a compartir de su abundancia con sus vecinos.
Nabal acusó a David y a sus hombres falsamente con el fin de justificar su actitud tan perversa y mal intencionada, y calificó a David y a sus partidarios como un grupo de esclavos fugitivos.
Este párrafo nos pone a reflexionar muy seriamente que muchos seres humanos cuando llegan al poder se olvidan de las lecciones de Cristo y se convierten en seres despreciables, se dejan arrastrar por la ambición de ser cada día más poderoso para humillarte, para explotarte y manejarte como esclavo sin tener derecho a reclamar e incluso te pueden quitar lo más preciado que es la vida.
Como Nabal hay muchos mandatarios que se creen superiores, se creen dueño de la verdad, son arrogantes y mentirosos; con el dinero compran la voluntad del individuo, el orgullo los ciega y cometen atrocidades y piensan que son eternos que no tienen rivalidad alguna. Pero la historia dice lo contrario, las torres más altas se vienen abajo, a los intocables y malvados como Bin Laden les llega la hora y así sucesivamente le llegará la hora para quienes maldicen el nombre de Dios, y se burlan del más necesitado y se aprovechan de la ingenuidad del hombre sencillo.
También el Señor les tiene preparado un modesto recibimiento para aquellos que son cómplices y fieles servidores de los falsos líderes mundiales, que solo tienen en sus mentes planes malignos y perversos para seguir oprimiendo a los millones de pobres que existen en la tierra.
Los actuales mandatarios del mundo deben actuar bajo las reglas cristianas, no deben olvidar jamás que Dios es el único poderoso y que nos enseñó, sobre todas las cosas, la humildad.
La bondad triunfa sobre el orgullo. <