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Eduardo Brito Mieles | E-mail: [email protected].
Urgencias de nuestra ciudad
Eduardo Brito Mieles

Percibidos como realidad inobjetable el rostro y color de la ciudad, son el tema de mi comentario de hoy. Es fruto del contacto diario, por trabajo, diversión, sociabilidad y vecindad, observando a Portoviejo como ciudad de cultura, con rostro envejecido y sin maquillar.

Martes 26 Diciembre 2006 | 18:16

Urbe antigua donde he comprobado que los jóvenes son más numerosos que los viejos, pero menos productivos y más indolentes ante los problemas que tiene esta capital. Juventud sin fervor cívico y solidaridad sin ánimo para luchar por el desarrollo cultural, urbanístico y social de Portoviejo. Pocos hombres y mujeres son quienes responden de su estado actual, debiendo ser todos, sin reserva, ni diferencias de edad u otro impedimento, y que permita demostrar que es real y efectivo el poder que nace del querer, señal de voluntad y entrega sincera por el ideal de ser mejores, con buena fe y claridad en la conciencia, atendiendo el repertorio de acciones urgentes que deben ser ejecutadas a favor de esta urbe. Cito a manera de ejemplo: regulación urbanística, planificada para el presente y el futuro. Restauración y ornato de amplios sectores de los cuatro puntos cardinales. Tránsito vehicular disciplinado y severamente controlado y sancionado, eliminando la anarquía y peligros causados por miles de taxis y vehículos livianos y pesados en raudo vuelo como si huyeran del diablo o de algún chulquero. Tránsito organizado y seguridad ciudadana. Mayor y mejor dotación policial, especializada en tránsito, delitos contra la propiedad y las drogas vendidas sin rubor. Red de semáforos en el entorno urbano de mayor congestión peatonal y vehicular. Eliminación de mercados abiertos en calles céntricas, convertidas en basurales fétidos que desparraman inmundicias afectando la salud pública y la economía de comercios estables autorizados por la ley. Portoviejo necesita jardines, flores y árboles frondosos, ornamentales y frutales que convivan entre mangos y tamarindos para oxigenar la convivencia humana. Esto y mucho más debe provenir de la presión social y del trabajo compartido de sus habitantes obligados a ser creadores responsables, leales y conscientes del rostro nuevo, atractivo y saludable que merece esta villa de 471 años de historia, trabajo, cultura y libertad. A los líderes y habitantes de Portoviejo les falta vida activa coordinada y participativa, con pensamientos claros e ideas fecundas para alistar gradualmente a la ciudad para el festejo de sus primeros 500 años el 12 de marzo del 2037. En fin, Portoviejo demanda la potencia creativa de su pueblo para mejorar y avanzar, no tanto por lo que tengan sus habitantes ricos, sino por lo que éllos y los pobres de todos los niveles hagan con amor y respeto a la ciudad; y, si por lo menos se decidiera pintar sus casas y edificios ¿de qué color pintaría a Portoviejo, el Municipio actual? De blanco y verde quizás. De marfil o con blancura, hasta lograr el tono cromático que tiene la dignidad, y el olor a limpieza y belleza de sus mujeres.
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