Es un buen chico, es el mejor jugador del mundo, es embajador de Unicef, un hijo ejemplar, un buen vecino, pero hay algo que le pone de mal humor, especialmente cuando juega con la selección, al punto de llegar a decir que el de Bolivia fue "un gol de mierda".
Es lo más duro que se le ha escuchado decir. Messi se refería al gol de Edivaldo Rojas, con lo cual Bolivia abrió el marcador.
Messi estaba fastidioso porque las cosas no salían, como tantas veces le ha sucedido con Argentina, y por eso tuvo un roce con el defensa boliviano Ronald Raldes.
En otra ocasión miró al árbitro Roberto Silvera y con cara de pocos amigos le reclamó el hecho de que haya cortado de manera insólita una jugaba tras pitar una supuesta falta suya en ataque.
Cuando salió de los vestuarios le entregaron un premio al mejor futbolista del partido, ante lo cual 'La Pulga' miró el objeto con cara de preguntarse "¿Y esto qué es?", mientras intentaba asegurarse de que no se tratara de una broma.

NO ES EUROPA. Parece que Messi entiende que en estas competiciones americanas las cosas son distintas a las europeas, donde se puede lucir con el balón en los pies sin sufrir raspaduras en los codos y en las pantorrillas. A Messi le fastidia que las cosas no le salgan como en el Barcelona. Todo es cuesta arriba con los albicelestes, y eso le molesta. Se pone de mal humor, aunque no parezca tener nada contra nadie de su entorno.