Que los niños y jóvenes sepan leer los contenidos de los medios puede ser una idea renovadora.
Una sociedad con la capacidad de reflexionar por sí misma acerca de lo que les medios le dicen, le cuentan, le informan y le orientan es una sociedad madura, capaz de tomar decisiones políticas que le traigan bienestar. Pero una sociedad adoctrinada, inundada de conceptos y teorías ajenas e impuestas, no tiene la capacidad de discernir, deliberar, cuestionar o criticar a quienes la gobiernan y a quienes la lideran desde distintos ámbitos.
¿Qué tipo de sociedad queremos los ecuatorianos? ¿Una reflexiva, autónoma y consciente, o una aborregada, silenciosa, obediente e irreflexiva? Por principios y por ética, los periodistas tenemos dos defectos convertidos en virtudes: la duda y la suspicacia. Y desde el pleno ejercicio de ese derecho a la duda (“si tu madre te dice que te quiere, verifícalo”) nos asalta la sospecha de que aquella idea del oficialismo no tiene un sentido renovador sino ideológico, proselitista o militante. Según un proyecto para el nuevo bachillerato unificado, el egresado podrá, entre otras cosas, “actuar como ciudadano responsable, comprender la realidad social y pensar rigurosamente...”. Y entre las asignaturas optativas o malla curricular complementaria se plantean 12 horas semanales en las que el estudiante puede elegir, por ejemplo, una asignatura que se denomina “Lectura crítica de mensajes”. Meses antes quedó en el aire una propuesta menos sutil: la de analizar los contenidos de los medios desde las aulas. Cuando se planteó la idea, los 17 integrantes del club de periodismo del colegio Mejía, expresaron sorpresa y malestar. Sebastián Merizalde, que dirigía el club, explicó entonces que si publicaban un periódico mensual era obvio que se basaba en el debate sobre la agenda temática. Merizalde fue crítico del proyecto porque ”un club que tiene que ver con los medios tiene la obligación de estar informado”. Y contó que no se necesitaba obligarlos a leer los periódicos: “Nos molesta cuando un profesor manda esa tarea”. Pero el Ministerio de Educación insiste en la propuesta. Según el organismo, el objetivo es “crear ciudadanos participantes, propositivos”. Jorge Intriago, miembro del club del Mejía, cree que la prensa debe informar desde diversos puntos de vista, “no solo desde la oligarquía”. Jonathan Rodríguez, en cambio, critica a los llamados “medios públicos” porque “deberían representar a todos”. ¿El Ministerio ha consultado a los estudiantes si necesitan tutelaje para leer o hacer periódicos? ¿Qué significa una mirada crítica a los medios? ¿Quiénes serían los guías de esa “mirada crítica”? ¿Docentes militantes antimedios o pedagogos reflexivos, serenos y equilibrados? . <