En el foro portovejense al menos se discuten los siguientes cuatro asuntos: 1) La posibilidad de que varias cuadras de la calle Chile se conviertan en peatonales. 2) Que la Ricaurte sea bidireccional desde la Colón hasta la Pedro Gual para que, así, el futuro puente Puerto Real ayude a descongestionar el tránsito; en este caso el mismo profesional que hace el estudio reconoce que sólo se ha analizado el impacto que esta acción tendría en el sector céntrico de la urbe. 3) El listado y la priorización de las calles que se reconstruirán con los 18 millones de dólares ofrecidos por el presidente Rafael Correa. 4) La construcción de edificios de parqueos en el centro.
Es necesario que todos estos asuntos y muchos otros relacionados con la movilidad sean incluidos en un estudio integral que prevea la situación actual del tránsito, su proyección en los próximos diez años, el comercio, las rutas de transporte público con sus paradas y zonas de influencia.
Lejos de continuar por el sendero de la planificación que esta ciudad algún día tuvo, Portoviejo ahora es en una especie de manta de remaches y costuras, confeccionada por las acciones emergentes que las necesidades obligaron a hacer, ante la ausencia de recursos específicos y para superar las urgencias presentadas. Ahora se recoge el fruto de la improvisación. Y de la politización del cuerpo edilicio.
La planificación cantonal que por ley toca hacer es de capital importancia. Es de esperarse que se haga bien y acorde a las necesidades. La presente Corporación Municipal ha tenido dos años para planificar pero casi nada se ha logrado.<