En esa sintonía, 114.600 fanáticos presenciaron uno de los partidos decisivos de un Mundial más abierto futbolísticamente hablando. Desde la gambeta sudamericana que abrió las puertas del éxito en el mismísimo primer lapso, gracias a tantos de José Luis Brown y Jorge Valdano, hasta la furiosa reacción de Rummenigge y Rudi Vöeller, para un empate que olía a tiempos extras. 

En la agonía, Jorge Burruchaga puso el 3 por 2 y evitó la prórroga. 

Argentina, campeona por segunda vez en su historia y la memoria, perdura como una de las máximas glorias del fútbol. 

La imagen de Maradona a hombros de sus compañeros con la Copa del Mundo en sus manos recordaba al mítico Pelé dieciséis años antes, en el mismo escenario, cuando la "verdeamarilla" ganó a Italia (4-1) y se llevó en propiedad la Jules Rimet, en la que fue su última gran competición.

Aquel 29 de junio solo fue la meta de un camino lleno de dudas, pero que Bilardo y Maradona habían pavimentado hasta el éxito en el Azteca.

 el nuevo Pelé. El "Pelusa", que llegó a México con el recuerdo del fracaso del Mundial de España '82, soñaba con convertirse en el nuevo Pelé y que Argentina conquistase su segundo cetro tras el de 1978.

Por ello, Bilardo apostó por Maradona. Le quitó la capitanía a Daniel Pasarella y se la dio al 10. 

Sabía que llegaba en su mejor momento y contaba, además, con el apoyo de sus compañeros, que se ganaron también el título con su compromiso.

Los Valdano, Ruggeri, Batista, Pumpido y Burruchaga, entre otros, siguieron la estela de Maradona para llegar a lo más