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HISTORIAS
La Navidad vivida tras las rejas
RECLUSAS Susana Macías (izquierda) se maquilla en el espejo mientras Consuelo Merchán limpia un florero. Las internas saben que la Navidad es estar en paz con Dios

Cinco navidades en prisión. Acostumbrarse es difícil, casi imposible. Para Susana Macías los 25 de diciembre no son días como los demás, sino más tristes. Los regalos van de aquí para allá, pero lo que ella quisiera, al igual que las otras cuarenta internas de la cárcel de mujeres, es la libertad.

Lunes 25 Diciembre 2006 | 16:01

Cinco navidades en prisión. Acostumbrarse es difícil, casi imposible. Para Susana Macías los 25 de diciembre no son días como los demás, sino más tristes. Los regalos van de aquí para allá, pero lo que ella quisiera, al igual que las otras cuarenta internas de la cárcel de mujeres, es la libertad. Esta es una fecha que la conmueve. Recibirá, como siempre, la visita de sus dos hijos y algunos de sus seres queridos. “Porque cuando estás en una situación como esta es cuando sabes quienes son tus amigos de verdad”. También la anima el hecho de saber que quizá ésta sea la última Navidad que pase en prisión, pues en unos meses estará libre y podrá volver a su natal Santa Ana. En las buenas y en las malas Elsa González, coordinadora encargada del Centro de Rehabilitación Social Femenino, dice que hay consideraciones con las internas. Varias entidades las agasajan, les dan obsequios. “Tratamos que la Navidad sea un tiempo de confraternidad. Los familiares vienen y viven momentos de unión que les sirven en la situación en la que se encuentran”, dice. Para otras internas ésta será su primera Navidad en la cárcel. Es el caso de Consuelo Merchán. Ella tiene una niña de siete meses que la espera. Antes de perder su libertad llevaba una vida normal hasta el día en que la acusaron de la muerte de su cuñado. Ella dice que es inocente y que estar detenida un 25 de diciembre es algo que no se lo esperaba. “Gracias a Dios he encontrado muy buenas amigas”, sostiene. Otras reclusas, que prefieren la reserva, comentan que por estos días el espíritu navideño se vive con intensidad. Hay unión. Y aunque la mayoría recibe la visita de familiares siempre comparten dulces o la comida con quienes recibieron poco o nada. No hay racismos, ni xenofobia. Por ejemplo, Alicia Sánchez, de nacionalidad colombiana, afirma que la ha pasado bien. “Estoy aquí por papeles, no es nada serio, pero estar con unas buenas compañeras me hace olvidar este duro momento”, dice. Las 41 internas de la cárcel de mujeres quieren que esta Navidad sea distinta. Como lo explica Consuelo Merchán, no desean recibir miradas de consideración, sino el consuelo de una mano amiga. SEGURIDAD En Navidad la cárcel de mujeres luce con el mismo nivel de seguridad. Los turnos rotativos de los guardias permanecen invariables. VISITAS Las internas reciben la visita de sus familiares. Los niños se dejan llevar por las emociones al reencontrarse con sus madres. RESPALDO El INNFA y SOLCA son entidades que agasajan a las internas. EL ESPÍRITU NAVIDEÑO La Navidad es tiempo para amar, soñar, compartir, realizar nuestros deseos e ilusiones. La Navidad es un espacio vital para el ser humano, ya que en estas fechas el lado sensible cobra fuerza en el interior y obliga a buscar la paz espiritual. Nacen momentos de ternura, momentos de querer abrazar, de besar, de dar, de querer recibir, de abrir un regalo y poder compartir ese momento de emoción con la persona amada. La Navidad es reconciliación, es perdón, es decirle al hermano, al amigo, al compañero, al novio, al vecino, al marido que como humano se puede fallar y pedirle perdón y ofrecerle: Hoy quiero ser mejor, comenzar por vencer mi orgullo, valorarme y valorarte a ti. Dar un abrazo no cuesta nada, en cambio eleva la autoestima y además crea unión, aleja el rencor y permite disfrutar de la magia de un cálido momento navideño que cumplió su función de unirnos y de volver a empezar.
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