MUSA La moza se musikea un mus más mosca y mostrable
Así como la musa que inspira a los puetas, debiera haber musos. Como el asiático aquel que motivó al maestro habanero Moisés Simons a crear su son-pregón “El manisero” (“Caserita, no te acuestes a dormir/ sin comerte un cucurucho de maní…”).
Sucedió en El Prado, La Habana, Cuba, en 1928: el maestro Simons estaba bohemiando cuando pasó por el lugar un chinito vendiendo cucuruchos de maní tostado y salado. Moisés tomó una servilleta y sobre ella escribió los versos mientras tarareaba la melodía. Conservó ésta en el mate hasta llegar a casa, y entonces la trasladó al piano.
En 1930, en compases de son-pregón, Rita Montaner le hizo el estreno habanero. Y en 1931, en New York, la grabó Antonio Machín con la orquesta de Don Aspiazu. Esta grabación se constituyó en la primera de música latinoamericana en vender más de un millón de discos.
Su éxito fue inmediato y universal. En diciembre de 1931, Alejo Carpentier, por entonces corresponsal de la revista Social en París dijo: “!Todo el mundo tiene un disco de nuestro ‘Manisero’ nacional!...ha invadido Berlín, Bélgica, la Costa de Azur… Se escucha en Palestina, se ejecuta en Constantinopla…”. Y setenta y cinco años después, anoche, en el salón de la ciudad, lo revivieron, chereverísimo y sabrosón, los iluminados maestritos de la Big Band del Santo Tomás. ¡Vives, Moisés!!Viva la Big Band!