El nuevo Bond es muy semejante al Han Solo de “La Guerra de las galaxias”, los dos son tipos duros y de costumbres callejeras con la inteligencia suficiente para superarse a sí mismos. La diferencia es que el capitán Solo acaba siendo un “chico bueno” mientras Bond conserva, siempre, algo de su irreverencia medular. Además, el Bond modelo 06 vino equipado con diálogos que aparte de ingeniosos y graciosos son, en su gran mayoría, constantes desafíos para el resto de personajes: todo lo que Bond dice, tanto o más que lo que hace, lleva una segunda intención (mucho oído en la secuencia en que Bond conoce a Vesper Lynd, la “chica Bond” de este año, esa conversación a lo ping-pong es simplemente magistral). Salud por el Bond del siglo XXI que, como nos acabamos de enterar, estuvo a punto de no serlo. • Vamos con “Eragon”, el estreno de la semana. Esta película entra en la categoría de fábulas-épicas-de-acción-con-moraleja. Producciones como esta suelen arrastrar a millones de fanáticos ya que manejan dilemas morales en un tono ceremonioso y fantástico, o sea que través de ellas todos podemos ser criaturas silvestres envés de seres humanos disfuncionales. En “Eragon” hay dragones voladores, caballeros de escudo y espada, paisajes del tipo “El señor de los anillos” y, por supuesto, un joven granjero llamado Eragon que tras un viaje físico y dramático descubre que es “el elegido”, el ser encargado de defender a su tierra de los poderes del mal. • La película es, en muchos sentidos, una composición digital. El director Stefen Fangmeier se hizo conocido como supervisor de efectos visuales y gráficos por computadora en proyectos como “Jurassic Park” y “Terminator 2: The Jugment day”, ahora, con “Eragon” pone todas las carnes en el asador y se lanza a dirigir un cuento homérico de héroes y villanos, vamos a ver cómo le va enfrentado a los impredecibles legionarios que habitan las salas de cine en Manabí.