Creo que la campaña sucia violó los lineamientos de conducta preescrito en el Art. 81 de la Constitución Política del Estado, lo que me obligan a pensar que esto es también parte de la desintegración ética y moral imperante en el país. Por eso es que nos hemos ganado con “mucho mérito” el vergonzoso título de ser uno de los países más corruptos del mundo. Anhelo, como ciudadano de bien, en lo posterior leer, ver y escuchar noticias y publicidad digna de credibilidad y respeto. Pienso que periodistas y comunicadores sociales, sin excepción, deben ser ejemplo de veracidad e imparcialidad. El Congreso Nacional o la inminente Asamblea Constituyente tienen el deber cívico e ineludible de normar las campañas sucias y parcializadas, donde los “informantes” no lesionen la dignidad y la honra de las personas; por cierto, sin coartar la libertad de expresión consagrada en la Carta Magna del Estado. Felicito a los medios de comunicación, que como El Diario, demostraron profesionalismo, imparcialidad e independencia periodística.