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Homenaje a Pascuala
Homenaje a Pascuala
Por: Libertad Regalado
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Jueves 17 Febrero 2011 | 00:00

Ayer, Celia López me envió un correo dedicado a Pascual Bailón, una “tejendera vieja” como ellos, los tejedores, suelen denominar a las personas que toda su vida se han dedicado al tejido de los sombreros.

Los primeros días del mes de enero, Pascuala decidió viajar a Guayaquil a visitar a sus familiares y allí al amanecer del jueves 11, recibió la visita de la muerte, quien puso las garras en su corazón y se la llevó para siempre.
La conocí hace muchos años y establecí con ella un nexo afectivo.Mi viejita, después del saludo afectuoso, tenía la consabida pregunta ¿Qué me trajiste mi niña? Su vida como la de todos los tejedores transcurría y transcurre en un círculo de pobreza, explotación y olvido; el pedir, mentir, quejarse no son más que parte de las estrategias que fueron creando al pasar de los siglos para defenderse de los que han lucrado de su trabajo.
Su rostro y el de muchos otros tejedores están grabados en revistas, libros, videos, páginas web que recorren el mundo; pero con ello en nada hemos mejorado las condiciones precarias de su existencia. Cada vez son menos los que tejen, la mayoría han dejado de hacerlo por lo poco que les pagan. Ojalá con este nuevo proyecto del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, podamos conseguir sensibilizar a los gobiernos locales, nacionales y a los organismos internacionales para salvaguardar este legado maravilloso de nuestros antepasados: el tejido de los sombreros finos de paja toquilla y de paso lograr mejores ingresos para los tejedores.
Leamos estos  versos robados por Celia al maestro Ivo Uquillas: “Tejedora de mi tierra /tú que peinas los cabellos dorados de la tarde y los vas enredando dulcemente entre tus mestizas manos / tú que vas tejiendo las alas de tu sombrero /tú que sales a platicar con la luna india que enamoró al sol de toquilla de mi tierra /deja que te cante con la guitarra de mi voz/ deja que me arrulle dulcemente entre tus sueños”.
Qué bello es poder amar a las personas más allá de las barreras de la vida y la muerte. Pascuala se llevó con ella los secretos del tejido y de la toquilla. Estoy segura que con los pelos dorados de los ángeles estará tejiendo un sombrero delicado y etéreo, para que Dios es sus largas caminatas por el cosmos se sienta protegido de los soles, del polvo sideral y de las mezquindades  de los seres del universo.
Perdimos una "tejendera vieja", la eternidad ganó un alma sencilla y humilde.

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