Es un acto de genuflexión que deja ver que no existe la independencia de las funciones como en teoría debería haber para fortalecer la democracia.
Para consuelo y para el registro de la historia al menos la decisión del pleno del Cpccs no fue unánime sino que contó con cuatro votos a favor y tres honrosas excepciones en contra.
Con esto se tiró al traste de la basura una de las principales disposiciones de la Constitución Política que el gobierno lideró. Además cobran peso las voces que alertan que la consulta popular que plantea el presidente Correa busca consolidar un régimen totalitario que concentre en él todos los poderes ya que por la forma en que está planteada la pregunta sobre la reforma de la Corte y por sus declaraciones, lo que le queda a los ecuatorianos es confiar en él, es decir en una persona, y no en un sistema político recientemente creado.
Con esta experiencia el naciente Cpccs ha sido golpeado y prácticamente ha perdido su razón de existir porque su credibilidad ha quedado reducida y ello afectará todas las otras acciones que deba acometer ya que estará de fondo la sombra de la interferencia del Ejecutivo.
Mal lo actuado por el Cpccs que confirma lo destruida que está la institucionalidad en Ecuador.