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Por el orgullo de nuestro sombrero de paja toquilla
Por el orgullo de nuestro sombrero de paja toquilla
Por: Alberto Miranda Vélez

Jueves 20 Enero 2011 | 00:00

Somos los herederos de un patrimonio artístico, de reconocimiento universal, una joya hecha por las hábiles manos manabitas, que con suerte han llevado al sombrero de paja toquilla, durante los dos últimos siglos, a las cabezas más afamadas de la humanidad.

Impuso una moda mundial; fue usado por: Príncipes, Presidentes de los Estados Unidos, actores de Hollywood, por el mismo Napoleón Bonaparte, la muñeca Barbie, e incluso le dio una imagen característica al tenor Pavarotti.
El sombrero nació indio, se volvió montubio, se paseó por el mundo, se hizo universal, pero nunca ha dejado de ser manabita; por ello creó millares de puestos de trabajo, y como país recibimos miles de dólares en divisas. Sólo, en 1850, en la época de la Fiebre del Oro, en California (EEUU), el gigante americano consume ya más de doscientas veinte mil piezas. Durante muchas décadas fue el segundo y tercer producto de exportación del país, y en 1944 se convirtió en el primero. E incluso, en gran parte, financió la Revolución Alfarista. Siempre, el pecho, se nos rebosa de orgullo de ser de la tierra que parió una de las prendas más cotizadas del mundo; tal es así, que lo primero que le recomendamos a un extranjero que nos visita, es que compre un sombrero nuestro; destacándolo como un  emblema de la
identidad ecuatoriana. Somos los orgullosos manabitas que hacemos de una fibra vegetal un arte de elegancia; tan liviano, que más que sombrero es brisa.
Es realmente paradójico: ¡los manabitas ya no usamos el sombrero de paja toquilla! Cómo entender que uno de nuestros mayores orgullos, un legado nuestro para la humanidad se extingue, un saber ancestral desaparece y no hacemos nada para alargarle la vida, lo que es peor, no lo usamos; ¿Por qué?. Si luce tan bien, su color marfil combina con todo, o hasta por el orgullo de identificarnos como manabitas; pero sobre todo, es una necesidad; el sombrero protege eficazmente de los rayos solares, causantes de los crecientes casos de cáncer de piel,
que no los puede bloquear la popular gorra. No olvidemos que estamos expuestos al sol ecuatorial, con la radiación más agresiva de todos los tiempos debido a la debilitada capa de ozono.
No podemos esperar más para adquirir un compromiso con nuestra tierra y nuestra historia; vamos a usar, hombres y mujeres, desde hoy  y para siempre, el sombrero manabita, el mayor emblema de la identidad cultural ecuatoriana.<

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