"Desconectarse", relajarse y abandonar las actividades estresantes, no sólo permite al cerebro que repose y recupere su energía, sino descubrir sensaciones que pueden pasar inadvertidas en medio del estrés y el trabajo diario.
Hacer nada, “hace mucho” en materia de salud física, mental y emocional, y además de sencilla y placentera, cierta dosis de inactividad puede resultar terapéutica.
Para algunos psicólogos, la holgazanería ocasional es una de las necesidades básicas del ser humano, al igual que beber, comer y tener relaciones sexuales.
Algunos expertos reivindican el tiempo extra de libre disposición, como un marco para abandonarse al ocio puro y al juego. Señalan que el hecho de “hacer nada” es un ejercicio de creatividad, porque consiste en hacer lo que a uno le da la gana, en lugar de lo que le propongan o impongan.
Pero curiosamente, es muy difícil permanecer inactivo, al menos para los seres humanos, ya que se tiene cierta imposibilidad fisiológica de no hacer ni pensar nada. El cerebro está siempre activo, incluso en el máximo reposo. <