En otras partes de la ciudad, las personas caminaban debajo de los portales o se protegían con sombrillas, mientras que otros consumían agua u otros líquidos para refrescarse.
En la estación meteorológica de Portoviejo, se indicó que la temperatura más alta fue de 33,8 grados centígrados que se había producido el 15 de enero a las 15h00.
María Arteaga, jefe de la estación, señaló que a través del heliógrafo se pueden captar cuáles son las horas de mayor brillo solar.
El nefrólogo Guido Álava señaló que el aumento de la temperatura ambiental produce el incremento de la temperatura corporal y al llegar a un nivel por encima de lo que el organismo resiste (37º), se activan mecánicamente las glándulas sudoriperas que producen abundante sudor de líquido biológico que contienen agua y sal.
“La cantidad de líquido que se pierde por cada grado de temperatura va desde 1 litro a 1,5 litros de agua, por lo tanto si una persona no restituye los líquidos perdidos en las siguientes 24 horas, los riñones reaccionarán disminuyendo la cantidad de agua en la orina pero producen una más concentrada en sustancias tóxicas”, dijo.
Álva recomienda que en épocas de verano se consuman entre 6 y 8 vasos de agua grandes.