El gobierno de la Revolución Ciudadana se apresta a consultarle al soberano pueblo una serie de cambios e innovaciones al órgano constitucional elaborado en Montecristi por su mayoría aplastante, buscando frenar, entre otras cosas, el peligroso incremento del auge delincuencial que ha llegado a limites intolerables e incontrolables, y que tienen a la población en permanente zozobra y angustia.

En un tácito reconocimiento al paternalismo por el asumido en medidas que tienen una  innegable incidencia en este comportamiento delictivo, dígase el abrir fronteras para el ingreso de miles de inmigrantes sin documentación que justifique su hoja de vida, la eliminación del pasado judicial, las reformas penales introducidas que modificaron y disminuyeron las penas a imponer en unos casos, y en otros, la eliminación de la configuración como delitos, tomando en cuenta la valoración y el costo del objeto materia del delito, entre otros,  resulta un hecho necesario.
Y es justo reconocer que es valiente el desafío por asumir, habida cuenta que se acabó el estribillo de echarle la culpa de todos los males a la partidocracia, a la prensa corrupta, a los excesos de la larga noche neoliberal, etc. A cuatro años de gobierno, le tocó asumir responsabilidades; y en esa depuración y lucha, si es necesario que, al unísono, todos tomemos  partido por los cambios que se anuncian, pero en la medida que realmente busquen combatir con frontalidad el mal que nos penetra.
Si el actual estado de cosas que soportamos es, en gran parte, el resultado de estrictos y radicales cambios impuestos por el gobierno de la Revolución Ciudadana, del permanente manipuleo a las instituciones y órganos del estado, muchas de las cuales perdieron vergonzosamente su verdadera identidad, sometiéndose ciegamente a las imposiciones del Ejecutivo, ya basta de este accionar, la consulta que se viene puede ser el escenario real para que se de inicio a la necesaria reconciliación nacional
Y si el Presidente Correa suma a la consulta temas que son parte del entorno que se quiere corregir y proteger, es válido que la pretendida y necesaria reorganización y depuración de la Función Judicial, que a gritos se requiere, se la incluya dentro del tema. Y si a esto se suma el incorporar además temas que aparentemente resultan ajenos e intocables, como el suprimir ese bárbaro espectáculo de las corridas de toros, deprimente fiesta para un público ebrio de maldad para esta especie animal que solo contribuye a generar y propalar la violencia, este referéndum será histórico.
Y en esa línea, sus resultados pueden dar inicio a una nueva etapa de resurgimiento de un país que vive una etapa de verdadera anarquía.