Vestidos de forma extravagante  o en grupos de 4 personas, adolescentes de hasta 14 años merodean las calles en busca de sus “presas”. Personas que esperan buses en las aceras son sus potenciales víctimas, les arranchan lo que puedan. Los celulares son sus favoritos.
En la noche la situación cambia, delincuentes más experimentados se meten en las casas o en los negocios y, con arma, exigen dinero o enseres.
Andrea Mieles señaló que viven en zozobra. Su tienda la cierra a las 20h30. Lo mismo hacen todas. Si alguien necesita un producto a esa hora ya no lo consigue.
Yulissa Vélez, quien vive unas cuadras más adelante, coincidió y agregó que  varias personas que tenían negocios los cerraron, vendieron la casa y se fueron. Dijo que en la zona es necesaria mucha más presencia policial. Reconoció que en ocasiones sí hay recorridos de policías, pero al parecer los delincuentes saben a qué hora pasan y tienen controlada la situación.
Jorge Menéndez agregó que la prueba más clara es que en Las Orquídeas los policías nunca detienen a nadie, pero en cambio todos los días los delincuentes son más efectivos y les roban a muchos. “Al parecer los pillos son más pilas que los agentes”, expresó.
Los vecinos coinciden en que falta unión y poder dirigencial para enfrentar a la delincuencia. <