Más de ocho alcantarillas empezaron a rebosar ayer en Charapotó, lo que ha generado alerta entre la población por los problemas sanitarios que podrían originarse.
El servicio de alcantarillado que tiene la parroquia ha cumplido su ciclo y es una demanda constante a las autoridades municipales de que se priorice la construcción de un nuevo sistema.
El alcantarillado de Charapotó funciona por gravedad y las aguas negras que llegan a la estación de bombeo no pueden ser impulsadas hasta las pozas de tratamiento debido a la falta de potencia de las bombas, y ello provoca que las aguas residuales descarguen directamente al río y sin ningún tipo de procesamiento, precisaron varios habitantes. <