Linda Ortega es la madre de Andrés. Él tiene un año y once meses. Ella empezó a sentarlo en bacinillas con figuritas de caricaturas desde hace tres meses y ahora cada vez que siente deseos de orinar o defecar, busca la bacinilla y grita: “¡Mami, caca, caca!”. Es la señal. Entonces Linda sienta a su hijo y él hace sus necesidades. El proceso es similar en muchas situaciones. La principal arma es la paciencia. En este caso Andrés ya no usará más el pañal. Decirle adiós al pañal requiere un procedimiento lento. Para ayudar a sus hijos los padres deben tener paciencia y dar ánimo al niño. Proceso Desde la perspectiva del fisiatra Abel Giler debe vigilarse al menor cuando se lo siente en la bacinilla para evitar que se caiga. “Algunos padres los sientan cuando están muy pequeñitos y eso es un error. Se debe sentar a los niños cuando puedan hacerlo sin problemas, de tal forma que no sufra el tronco de su columna”, afirma. Al niño se le debe tener una bacinilla para sentarlo en el baño. Una vez allí, haga que el niño ponga los pies en el piso para que tenga una postura correcta. Si usa la bacinilla adecuadamente debe ser felicitado, pero, por ningún motivo, hay que regañarlo si no lo hace bien. Lo primero que debe hacerse es asegurarse de que el pequeño ya está preparado sicológicamente para hacerlo. Cada niño tiene un desarrollo distinto: unos se demoran más que otros. También es útil saber que el aprendizaje de los niños en esta etapa es imitativo.