Dilma Rousseff, economista de 63 años, asumió ayer como primera presidenta de Brasil en un acto celebrado en el pleno de la Cámara de Diputados, en Brasilia.
"Prometo mantener y defender la Constitución, observar las leyes, promover el bien general del pueblo brasileño, sustentar la unidad, la integridad y la independencia de Brasil", reza el texto leído por Rousseff en una sesión solemne encabezada por el presidente del Senado, José Sarney, que también es presidente del Congreso. Acto seguido, su vicepresidente, Michel Temer, un abogado de 70 años, recitó el mismo compromiso.
Tras las fórmulas de rigor, Sarney, que fue presidente de Brasil entre 1985 y 1990, declaró a Rousseff y a Temer investidos como presidenta y vicepresidente de Brasil, respectivamente, para el período 2011-2014.
EMOTIVO. Enseguida los presentes entonaron el himno nacional brasileño, interpretado por la banda de fusileros navales. Rousseff llegó a la sede del Congreso bajo un torrencial aguacero que le impidió hacer el recorrido hasta el legislativo a bordo de un automóvil de lujo sin capota, como es tradición en los actos de investidura de los presidentes brasileños.
De esta forma, Rousseff, que fue ministra de Minas y Energía del hasta ayer gobernante brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, se convierte en su sucesora. <
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