“Es que no solo hay playa y el parapenta sino se puede disfrutar del estuario de la desembocadura del río Portoviejo en La Boca de Crucita”, dijo Mendoza, cuando disfrutaba de un baño en la playa.
Benito Aguirre, vocal de la Junta Parroquial, señaló que en Crucita se puede disfrutar del agroturismo, turismo religioso, deportivo y de descanso.
También se puede degustar de una variada gastronomía elaborado con pescado y mariscos.
“En la zona urbana se puede degustar del caldo de manguera, aguado y seco de gallina criolla y otros platos”, dijo Carlos Espinoza, morador de los Arenales.
Carlos Santos, vendedor de trajes de baño, señaló que en el feriado más llegan los turistas a disfrutar de los 17 kilómetros de playas y no se hospedan en los hostales y hoteles.
Eso lo confirman los administradores de los hostales como Valle Hermosa. “Son pocas las reservaciones para este feriado”, dijo una empleada.
María Mendoza señaló que sólo tiene reservaciones para 100 turistas y la capacidad del Hipocampo es de 200.
En Crucita hay más de 30 hoteles y una capacidad de hospedaje para 1.500 personas.