Para Marisela Posligua no hay mejor regalo de Navidad que el tener un techo nuevo y seguro, luego de vivir tantos años en una zona de riesgo por ser propensa a deslaves.
Ella es parte de una de las 59 familias que habitaban en la Loma del Calvario de Picoazá, y que el 10 de diciembre fueron reubicadas en un terreno diagonal al complejo deportivo de esta parroquia, tras un proyecto habitacional que llevó adelante el municipio, Miduvi y la ONG Cesal.
A tan sólo unos días de haberse mudado, Posligua comenta que es un poco raro adaptarse, pero a la vez asegura que está contenta porque junto a su esposo y tres hijos tienen un nuevo estilo de vida.
“Tenemos luz, alcantarillado y agua aunque con mucho déficit, pero confiamos en que las autoridades nos vayan ayudando”, dijo la madre de familia.
Patricia Laz, otra de las personas beneficiadas, señaló que está feliz con su nueva morada, pero así mismo indicó, que muchas casas están teniendo problemas con las tuberías del agua potable, ya que al parecer han quedado flojas y el líquido se desperdicia; “Queremos que nos ayuden a solucionar estos problemas, pues somos gente pobre”, dijo Laz, quien además pide que se ilumine mejor el lugar para evitar la delincuencia.
Yésica Morales, también pidió a la Policía que no se los descuide en cuanto a la seguridad.<