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TRAGEDIA
Más dolor: ¡imposible!

San Isidro lloró ayer 23 veces. Decenas de personas despidieron durante el día a sus coterráneos, fallecidos en el accidente del viernes pasado en La Crespa, cantón Flavio Alfaro.

Domingo 26 Diciembre 2010 | 00:00



Fueron 23 los hijos de esta parroquia de Sucre que perecieron en el bus 57 de Reina del Camino, que cayó a un abismo de 200 metros. Quince de éstos, 11 adultos y 4 ninos, fueron despedidos en la plaza Danilo Cueva. A las 15h15, despues de la misa campal, fueron trasladados y distribuidos a los tres cementerios que hay en la cabecera parroquial, el de la loma, el del medio y el Jaboncillo.
En el cementerio de la loma el dolor se alternaba de rincón a rincón.
Patricia Marquínez lloraba sobre el feretro de su hermano Alfredo. Recordaba que hace cuatro años, en otro 24 de diciembre, murió el padre de ambos, Ángel Marquínez.
Justo a un lado de la tumba de Ángel se abrieron tres fosas: para Alfredo,otra para su esposa Maribel Reyes y una más para la pequena hija de ambos, Mabel, de tres años. De esta familia solo se salvó Gustavo, de 11 anos.
¡Comadre, dejó solo a su hijo!, gritaba Patricia tumbada en el ataud de su cuñada, mientras un coro cantaba "cómo no creer en Dios".
Mas allá, el duo de los hermanos Manuel y Ángel Arteaga cantaban "nadie es eterno", ante el feretro de Johnny Zambrano. Todos se quebraron en llanto y algunas damas entraban en histeria.

DESTINO POR SORTEO. María Auxiliadora Burgos Moreira tenía previsto retornar a su tierra, San Isidro, para fin de año; sin embargo, un sorteo la obligó a viajar en Navidad sin imaginar que era la travesía hacia la muerte.
Ella residía junto a su esposo Lenín Cedeño, en Cayambe, donde trabajaba en una
plantación de flores. Para estas festividades los empleados fueron divididos en dos grupos, que fueron sorteados para ver a quién le tocaba asueto en Navidad y a cuál en Año Nuevo.
El martes, María Auxiliadora llamó a su hermano Ángel Burgos para comunicarle que viajaba para pasar Navidad. Él le requirió que mejor se viniera en Año Nuevo, y ella le contestó que tenía que hacerlo ahora; es más, ya tenía comprados los boletos.
Les tocó los asientos 7 y 8, adelante, donde recibieron con mayor fuerza los embates de aquel vuelco trágico. Ella murió al instante. Lenín sobrevivió.
“Dónde está mi esposa”, gritaba desaforadamente Lenín. Luego se desplomó
quedando inconciente. Tiene un coágulo en el cerebro que ha obligado su traslado al hospital Luis Vernaza, en Guayaquil. Al cierre de esta edición no sabía que su esposa estaba muerta.
El cuerpo de María Auxiliadora era velado ayer en casa de otro hermano, Juan Burgos, en medio de un ambiente cargado de dolor, llanto y lágrimas. A las 10h20 llegó el arzobispo de Portoviejo, Lorenzo Voltolini, para dar el pésame. “Manabí está de luto por esta desgracia que ha caído en esta parroquia. Navidad es de alegría, pero nadie puede estar alegre conociendo el dolor de los demás. Así, de la caridad de Cristo nace la solidaridad. Sólo el Padre bueno sabe porque se dan las cosas”, mencionó.

LUTO EN EL PALMAR. A 20 minutos de San Isidro y 5 kilómetros montaña adentro, ocho ataúdes congregaron ayer a decenas de personas en el interior de un pabellón de aulas de la escuela Miguel de Santiago, en la población de El Palmar, de aproximadamente 300 habitantes.<

 

En La Chonta también lloraron a sus hijos

Los cielos dejaron caer una leve brisa y el sol se ocultó para dar paso a un viento helado. Así fue el clima vivido ayer en el sitio La Chonta Dos del cantón Chone, donde recibieron velación tres de las 37 víctimas mortales del percance en La Crespa, el jueves pasado. La comida prevista para la celebración quedó para el funeral. Las sonrisas se apagaron. Los equipos de sonido no sonaron. Las ropas multicolores quedaron para otra ocasión, ya que los vecinos, amigos y conocidos se vistieron de duelo para darle el último adiós a los esposos, Nelli Moreira (31), Alexis Vega (28) y su hija, Wendy (6). Los cuerpos fueron velados en la vivienda de José Vega-hermano de Alexis- en el sitio Chonta Dos, que limita con la parroquia San Isidro del cantón Sucre. La sepultura se cumplió a las 09h50 entre el llanto y desesperación de quienes los trataron, entre ellos Solanda Cobeña, quien perdió a su hija y sobrino; los esposos eran primos-hermanos.<

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