Actualizado hace: 930 días 10 horas 58 minutos
La farsa del subempleo
La farsa del subempleo
Por: José León Ibarra

Jueves 23 Diciembre 2010 | 00:00

El Ecuador, entre sus dramas y paradojas, su flamante Constitución dice que la producción de transgénicos no es alentadora para producir; y esta tecnología es la que permite la productividad en la agricultura y evita el uso de agroquímicos.

Los transgénicos en los cereales y las leguminosas posibilitan alimentar a la población mundial que principalmente se encuentra hacinada en las urbes, obviamente no se debe desconocer la rica biodiversidad y el germoplasma de los trópicos y la preservación de la agricultura orgánica. Lo más importante es que si no hay grandes inversiones en la agricultura no hay la gran fuente de generación de empleo en el tercer mundo al cual nos pertenecemos.
El crecimiento económico y la riqueza nacional sólo se los consigue mediante el empleo productivo con transferencia de tecnología que, por ahora, básicamente la tiene el primer mundo.
El objetivo primordial que debe tratar de conseguir un gobierno es el pleno empleo en todos los sectores de la economía, lo cual requiere de seguridad jurídica, aunque a decir verdad ni las economías industrializadas del primer mundo lo han logrado a plenitud. El crecimiento basado en esta transferencia de tecnología ha dado el valor agregado a los productos de la tierra, debe alejarse de la informalidad del subempleo porque es mera subsistencia al no darse esa transferencia, y los gobiernos serios se alejan del subempleo porque no permite captar excedentes que los estados requieren para la redistribución del ingreso al resto de la sociedad.
Entonces el desafío, siendo coherentes y pragmáticos, es lograr  crecimiento económico y competitividad basado en estas premisas y romper el desequilibrio entre el crecimiento de la población o la tasa demográfica y el crecimiento del producto interno bruto; es decir, que el primero sea menor que el segundo. Está de por  medio el respeto al ambiente y la naturaleza.
Nuestra realidad triste en el Ecuador es que tenemos una de las más altas tasas de subempleo en el mundo que llega al 56 %, más el desempleo que es el 10% lo que significa pobreza y es una tentación para que un gobierno caiga en el paternalismo parasitario.
El gobierno actual, dentro de la racionalidad económica, ha cumplido con el despegue de la infraestructura básica, imprescindible para la inversión en bienes de capital; el Código de la Producción podría ser la respuesta que el Ecuador estaba esperando para la generación de empleo productivo, esa respuesta tiene que ser inmediata.
Los gobiernos seccionales que han sido incapaces de asumir competencias que en otros países iniciaron hace décadas en energía, ferrocarriles, riego y especialmente en proyectos de economía mixta, tienen que asumir también estos nuevos retos protagónicos para el desarrollo.

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