El "chigualo", la representación de la celebración navideña de raíces manabitas, está compuesta por una serie de manifestaciones.
Una de estas partes integrantes son los contrapuntos. Se trata de "desafíos" en verso (amorfinos) que se dan entre un hombre y una mujer, uno le contesta al otro valiéndose del mensaje o de una palabra que se le haya dedicado. Y es la oportunidad especial que tiene el hombre de saber si es correspondido o no.
En esta instancia, hay quienes van variando poco a poco el contenido del verso, hasta llegar a los que se consideran "chocantes" y hasta "colorados", provocando la hilaridad de los presentes. Incluso, cuando una mujer se encuentra en apuros, sin saber qué responder a su eventual contrincante, se permite la intervención de la madre o de otra mujer que la defienda, haciendo uso de un mejor repertorio. "Como linda y como bella/te quisiera ver pasar/por un pasamano de estrellas/y por un puente de cristal", dice el hombre. Y ella responde: "Oiga no sea mentiroso/que no hay puentes de cristal/las estrellas en el cielo/no se pueden ni contar".
a puro baile. Después venía el baile como parte de la fiesta. Había varios, pero ninguno como el del 2 de febrero, el Día de las Candelarias, donde la fiesta era de noche completa. Los conjuntos de músicos montubios hacían "hablar" a la guitarra, secundada por el bandolín y el requinto.