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PERSONAJE: CARLOS HUGO MACÍAS
"Los adolescentes no saben sus obligaciones"

La palabra maestro tiene un significado especial para Carlos Macías.

Domingo 19 Diciembre 2010 | 00:00

Ser profesor es ser una persona excepcional en cuanto a virtudes.
"Porque somos el espejo en que se miran los niños y jóvenes que educamos", destaca este maestro de la unidad educativa San José de Manta.
Los docentes deben tener cuidado de lo que hablan y dicen, porque de esto depende lo positivo o negativo de una sociedad, advirtió.

El Diario. ¿Hay maestros por vocación?

Carlos Macías. Sí, todavía quedan muchos que se esfuerzan y luchan por ser los segundos padres de los niños y adolescentes dentro de las aulas.
Todo por mantener vivos los valores de la moral y cívica.
De ahí la importancia de que los maestros también  se capaciten en el campo de psicología, para saber actuar  en los momentos díficiles que desde ya involucran a los jóvenes.

ED. ¿Lo convencen los  títulos de cuarto nivel para la docencia?

C. M. De que existe la necesidad de repotenciar cada día los conocimientos es cierto. De ninguna manera el docente puede anquilosarse -parar el desarrollo- en los conocimientos.
Pero la preparación para tener títulos de cuarto y más niveles que hoy exige el Gobierno resulta, siempre y cuando ese título académico sea producto del esfuerzo y capacitación.
Mas no si estos títulos se  negocian por debajo de la mesa para convertirse docentes mercenarios de la  educación.

ED. ¿Existe comprometimiento de los padres  en la educación?

C. M. Muy poco. Contados son los padres que se imponen y hacen seguimiento a sus hijos.
Y es que el Código de la Niñez y la Adolescencia se ha convertido es un arma de doble filo en la educación.
Muchos niños y jóvenes se saben sus derechos, pero no sus obligaciones, y allí la crisis de valores que tanto se habla en los últimos tiempos

ED. ¿Cómo se involucró en el campo educativo?

C. M.  Bueno, fue el 11 de enero de 1969, cuando tenía menos de seis meses de graduado en el colegio San José. A mi hermano mayor que se desempeñaba como maestro en dicho plantel lo ascendieron a la sección  secundaria y dejó libre la vacante de 4to grado.
Él me llamó y me dijo "¿quieres trabajar?", yo le  contesté bueno, pero es de maestro, me respondió.
No hay problema le dije.
Ser docente no me dio temor en ese tiempo, puesto que yo en la época de estudiante  daba clases de nivelación de matemáticas.

ED. ¿Dónde más ha trabajado como maestro?

C. M. En ningún otro lado. He sido fiel servidor de esta institución desde hace  42 años.

ED. ¿Qué cargo ha desempeñado dentro del plantel y que título posee?

C. M. Bueno he sido maestro,  y por largos 11 años fui vicerrector de esta unidad educativa y en los últimos  cuatro años estoy  entregado a la cátedra de  Ciencias Naturales. Soy Licenciado en Ciencas  de la Educación, especialidad Ciencias Naturales. Me gradúe en la Universidad  Vicente Rocafuerte, extensión
Manta.

ED. ¿Alguna anécdota que recuerde como maestro?

C. M. Sí. Fue el reclamo airado de un alumno de cuarto grado. A él no le gustó el enfoque y defensa de los límites del Ecuador frente al protocolo del Río de Janeiro. El niño me futigó y me dijo que estaba cambiando la historia. En mi casa se cuenta otra cosa en materia de límites me dijo. Hasta el padre del menor intervino en la  discusión del tema.  Al final el niño resultó ser hijo de un italiano y madre peruana y el conflicto de límites dentro del aula, tuvo un final feliz. Mi pequeño alumno se aprendió los límites
ecuatorianos.

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