Y ésta es una palabra de origen francés que denomina a una gran vasija de vidrio, de cuello corto y boca estrecha en la que, por acá en Manabí y en varias regiones cañicultoras del país, se guarda y transporta aguardiente. El poeta chileno Nicanor Parra le hizo unos versos: “El Chuico y la Damajuana/ después de muchos percances/ para acabar con los chismes/ deciden matrimoniarse.// Subieron a una carreta,/ tirada por bueyes verdes./ Uno se llamaba ¡Chicha!/ y el compañero ¡Aguardiente!...”. El motivo de esta nota surgió al ver en mi casa una damajuana que desde hace cinco décadas guarda jugos de excelencia.