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Las rabietas en los niños y sus causas
Para entender, hay que mirar a la familia

Una lectora me ha escrito contándome sobre su hijo de cinco años. Cuenta que su niño, tiene unas terribles rabietas cuando sus padres no hacen lo que él quiere; cuando le provoca algo y no se lo dan inmediatamente; llora, grita, insiste hasta conseguir lo que desea. Incluso luego de que por muchas ocasiones se le pide, por favor, que deje de hacer eso o aquello, él continúa gritando, revolcándose. Realmente rebasa los límites de la paciencia.

Martes 05 Diciembre 2006 | 18:42

Querida amiga, para entender las causas de un determinado comportamiento siempre hay que mirar a la familia. Sin duda es de nosotros de quienes aprende a comportarse, en algunos casos los complacemos en exceso y entonces el niño piensa que siempre será así, en otras ocasiones permitimos que haga rabietas y luego terminamos dándoles lo que quieren. Cuando el niño descubre esto ¡nos fregamos amigos ¡ porque encontró nuestro talón de Aquiles (nuestra debilidad) la forma de manipularnos. Lo ideal es poner reglas claras desde el principio (significa desde siempre, desde que nace) y evitarle a nuestro hijo que se convierta en indeseable y evitarnos a nosotros, como padres, el tener que corregir que siempre es más difícil que prevenir. Pero a veces nos encontramos ante el hecho ya consumado, tengo un hijo malcriado y ya no sé cómo actuar? Para los padres desesperados, algunas ideas que puedan servir: Los padres siempre hacemos énfasis en lo que NO es permitido y no decimos con claridad lo que es correcto; ¡grave error ¡ llega mejor el mensaje al niño cuando se le dice QUIERO QUE USES LOS CUBIERTOS PARA COMER ¡ -a cuando- SIEMPRE COMIENDO CON LAS MANOS¡ No ceda a sus presiones, sea a modo de berrinche, enojo o tristeza; los niños son muy observadores y ellos descubren nuestros puntos débiles. Cuando le haga una escena, ignórelo hasta que se le quite y nunca pero nunca ceda a sus caprichos. Cuando sea capaz de pedir lo que quiere en calma, si es posible se lo da y si no es posible, no. Él debe entender si usted le explica porque no puede ser ahora. Si vuelve a hacer el berrinche luego de ello, vuelva a ignorarlo. Premie los pequeños cambios que note y no solo castigue los errores. Si usted abraza y besa a su hijo, porque intentó coger los cubiertos –para seguir con el ejemplo-. Él sabrá que usted está observándolo y que el esfuerzo valió la pena. Cuando usted sienta que las cosas están fuera de control y ya no puede con ellas ¡por favor no lo demuestre! Salga, respire y tranquilícese. Luego vuelva cuando haya definido la estrategia a seguir. La relación de padres e hijos no debe ser una pugna de poderes, debe ser una relación de equilibrio en la que a veces se cede y a veces se mantiene firme.
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