Charlotte, EE.UU.- En días pasados cumplí un año más de existencia, de nuevas experiencias y vivencias, lo cual me permitió pensar en que no importa la edad que tengamos, ni hasta cuándo vamos a vivir, lo importante es saber que hemos vivido, que hemos dejado una huella en nuestro camino.

Confirmé, una vez más, lo que siempre he creído y que ha sido parte de la filosofía de mi vida, que cada día se aprende algo nuevo, que todos somos personas con diferentes cualidades, capacidades y habilidades, pero que lo más importante es que las sepamos valorar y ponerlas en práctica para nuestro bien y de los que nos rodean.
También, en estos últimos días he podido confirmar que cuando somos jóvenes nos creemos dueños de mundo, que todo lo sabemos, no queremos oír, peor escuchar consejos (“El que oye consejos llega a viejo”), y no es así.
Los padres debemos dejar que nuestros hijos vivan su propia vida, que tengan sus propias experiencias, esa es definitivamente la mejor forma de aprender; pero tampoco significa que los debamos dejar hacer lo que a ellos les venga en gana; debemos por lo menos lograr que nos escuchen, que tengan un punto de referencia sobre lo que puede suceder o no, sobre cualquier situación en particular.
Es nuestro deber como padres acostumbrar a nuestros hijos a escuchar consejos, no solo nuestros, sino de cualquier persona mayor, que haya vivido una experiencia similar a las que ellos puedan estar pasando; recordemos ese viejo pero muy cierto dicho: ”El diablo sabe más por viejo que por diablo”, sin que eso signifique que tienen que hacer lo que nosotros le decimos. 
A los jóvenes que lean este artículo, les digo que la vida es única, no hay que desperdiciarla, hay que saber vivirla; y parte de ese saber vivirla es estar en un constante aprendizaje, leyendo libros, experimentar buenas cosas y en especial saber escuchar consejos; más que eso, mejor saber pedir consejos sobre nuevas situaciones que se les presenten. Sepan que siempre, a pesar de la edad,  se sigue aprendiendo.
Yo he tomado, como una costumbre diaria, no irme a dormir ningún día si es que durante esas horas no he aprendido algo nuevo; y casualmente, hoy en día, a mi edad, estoy en un proceso nuevo de aprendizaje y recordándome cuando tampoco era muy amigo de escuchar consejos. Qué equivocado estaba, si hubiera escuchado un par de esos consejos muchas cosas hubieran sido diferentes, aunque en términos generales he vivido una buena vida y creo que lo voy a seguir haciendo hasta el día que pase a la siguiente etapa.