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Portoviejo
Estuvo secuestrado cinco meses por las FARC

Por su profesión tiene que viajar a diferentes ciudades del mundo, pero en uno de esos viajes, exactamente a Quetame, en Colombia, fue secuestrado por varios guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), donde estuvo cinco meses como rehén.

Sábado 10 Julio 2010 | 21:10



El drama fue en junio del 2000. Fidel Andrade Palma, un ingeniero geólogo de 51 años, iba a su trabajo, cuando varios hombres en una camioneta lo interceptaron.
"Estás secuestrado, somos guerrilleros de las FARC", le dijeron los paramilitares.
Andrade dice que no se preocupó, y que lo tomó con tranquilidad.
Los guerrilleros trasladaron a su rehén a un lugar parecido a la selva, donde el frío y la oscuridad eran los que acompañaban a Andrade.
En el sitio donde estaba sólo habían tres personas, que también eran secuestradas.
Sentado en un sofá de su domicilio, tranquilo, pero con los recuerdos en su mente, Andrade comenta que las noches eran frías, y que hizo una buena relación con los guerrilleros.
"Nos llevábamos bien, yo les decía que me dejaran salir a caminar, porque soy hipertenso, y ellos accedían", expresó.
Tan buena era la relación, que le dieron hasta un radio, lo que era su único contacto con el mundo exterior.
Recuerda un día del secuestro. Se levantaba a las 05h00, trataba de no pensar en su familia, aunque no podía evitarlo, pues tenía a una hija de tres meses de nacida, y escuchaba las noticias. Les pedía que lo dejaran caminar, hasta se ponía a cocinar con ellos, comenta. La comida no era tan buena, pero para no morirse de hambre almorzaba. Ellos preparaban todo tipo de granos. Llegaba la noche e ingresaban a las carpas para dormir.
Y así pasaron 5 meses. Su apariencia cambió, pues la barba le había crecido, al igual que el cabello.
Los paramilitares le ofrecían ropa de las que ellos utilizaban, pero Andrade nunca aceptó, prefería andar con la misma ropa, para así poder diferenciarse de ellos. No lloró, pues la medicina que tomaba para la hipertención no había, y lo único que pasaba por su mente era estar con vida hasta que su familia negociara con los secuestradores, pues ellos lo que deseaban era dinero.
Estuvo es tres sitios diferentes, no podía conversar con nadie, sólo con ellos.
Andrade no recuerda como desgracia lo que pasó, pero sí como un momento que no se lo desea ni a su peor enemigo.
El día esperado para Fidel Andrade llegó, fue un domingo. Su familia había negociado y estaba por recuperar su libertad.
¿Quiere saber cómo fue la liberación y el reencuentro con su familia. Las peripecias que tuvo que pasar antes de quedar libre, y el cruce de palabras con el jefe de la guerrilla? No se pierda manaña la segunda parte de esta historia.
 

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