El Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) de Colombia, siniestro organismo que ha dado mucho que hablar por la permanente violación de los derechos humanos y que interceptó en forma ilegal a políticos, magistrados y periodistas de la oposición al gobierno de Uribe, está envuelto en otro escándalo al publicarse hace algunos días en el diario El Universo de Guayaquil y uno de los más importantes del país, el espionaje al que habría sido sometido el presidente ecuatoriano Rafael Correa Delgado y otras altas autoridades del gobierno.
El presidente Álvaro Uribe, el miércoles 30 de junio de 2010, negó en forma absoluta la interceptación de los teléfonos de su colega ecuatoriano a fin de reforzar la tesis de que existe una campaña que busca entorpecer el proceso de reanudación de relaciones diplomáticas entre los dos países, rotas después del ataque colombiano a la base del grupo narcoterrorista de las FARC asentados en territorio ecuatoriano, en Angostura el 1 de marzo de 2008.
Uribe acusa “a personas malintencionadas, probablemente cercanas al DAS, afectar el buen nombre del gobierno”; sin embargo, esta acusación parece hecha por un niño de preescolar, ¿Acaso el presidente no es responsable de todas las labores de inteligencia, que realizan sus organismos? ¿Pueden en forma autónoma los oficiales del DAS iniciar labores de espionaje? ¿Cuáles fueron los motivos? ¿Por qué querían saber las opiniones del presidente ecuatoriano?¿Qué es lo que deseaban demostrar? Al igual que en el ataque de Angostura, Uribe nunca ha confiado en el gobierno de la revolución ciudadana ni de Correa y peor de Chávez.
Todos los países hacen labores de inteligencia como política de Estado dentro del marco filosófico de la “Seguridad Nacional” y Colombia no es la excepción; por lo tanto, los organismos ecuatorianos de inteligencia y contrainteligencia tenían la obligación de proteger al jefe de Estado de cualquier acto de espionaje, por cualquier medio; sin embargo, nuestras direcciones de inteligencia parece que están “bloqueadas”, no dan pie con bola hasta el punto de enterarnos de la existencia de una base de operaciones de las FARC, en donde iban y venían ciudadanos de diferentes países, ubicada en nuestra heredad territorial como si nada pasara, cuando Colombia los “desapareció” de la faz de la tierra con un ataque virulento el 1 de marzo de 2008.
Es urgente la organización inmediata de los organismos de inteligencia del Ecuador, tanto los de las FF.AA. como los de la Policía Nacional, para impedir que dependencias como el DAS de Colombia hagan lo que les dé la gana en nuestro territorio.
Deben seguir las investigaciones del caso a fin de conocer cuáles eran los objetivos y las intenciones de los “pinchazos” telefónicos a Correa y si realmente los hubieron o simplemente es una “fabulación” de “locos” cuyos protervos fines no sabemos. Únicamente la libertad de expresión puede sacar a la luz la verdad de procedimientos obscuros de los gobiernos de turno…